Guadalajara, Jalisco.— En el escenario del Teatro Degollado, las luces se encendieron aquella mañana del 12 de octubre de 1925. Afuera, el país apenas aprendía a caminar tras la Revolución. Dentro, un grupo de hombres y mujeres escuchaban las palabras que darían inicio a una nueva etapa: “Hoy, la Universidad de Guadalajara vuelve a nacer”.
Era la voz del rector Enrique Díaz de León, quien junto con el gobernador José Guadalupe Zuno encabezó el acto que refundó una de las instituciones más emblemáticas de Jalisco. No se trataba solo de reorganizar las escuelas superiores del estado, sino de construir un proyecto cultural y educativo que diera forma al México moderno desde el occidente del país.
El eco del Degollado
De aquel acto, testigo el Degollado, nació una Universidad con cinco facultades —Medicina, Farmacia, Ingeniería, Comercio y Jurisprudencia— y con un lema que sintetizó toda una filosofía: “Piensa y Trabaja.”
La frase, elegida tres días después por el Consejo Universitario, no fue casual. En un tiempo en que el conocimiento aún era privilegio, la UdeG se propuso ser puente y no torre: abrir las aulas, vincular el pensamiento con el oficio, y hacer del estudio una herramienta de transformación.
“Piensa y Trabaja” no era un lema moral. Era una hoja de ruta.
Un siglo de expansión
Cien años después, esa semilla se convirtió en una red universitaria sin precedente en México: 19 centros universitarios, 175 preparatorias, un sistema virtual (UDG+), y más de 339 mil estudiantes distribuidos por todo Jalisco.
Su crecimiento no fue casual ni burocrático. Fue territorial y simbólico: acercar la educación a donde antes solo llegaban las carencias. En pueblos, ciudades medias o regiones rurales, la Universidad de Guadalajara se volvió sinónimo de movilidad social, cultura y ciencia.
La cultura como territorio
Si algo distingue a la UdeG es su convicción de que la cultura no es ornamento, sino infraestructura de futuro.
De esa idea nacieron proyectos que hoy tienen dimensión internacional: la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), el Festival Internacional de Cine (FICG), el Conjunto Santander de Artes Escénicas, el Auditorio Telmex y el Centro Cultural Universitario, el más grande de América Latina.
Cada uno es un nodo de un mismo tejido: el de una universidad que entiende la cultura como un derecho, un negocio sustentable y una forma de diplomacia pública.
La ciencia que responde
En el terreno científico, la UdeG también multiplicó su alcance. Más de 2,200 académicas y académicos integran hoy el Sistema Nacional de Investigadores e Innovadores, y sus proyectos abarcan desde la conservación ambiental hasta la inteligencia artificial, pasando por la salud pública, la energía y las ciencias sociales.
Pero lo más valioso es su principio rector: investigar no lo que está de moda, sino lo que hace falta.
El pulso verde
Mucho antes de que las palabras “sustentabilidad” o “transición energética” se volvieran comunes, la UdeG ya protegía ecosistemas.
La Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán, el Laboratorio Natural Las Joyas y programas como el Recolectrón, que ha reciclado más de 72 toneladas de residuos electrónicos, son la expresión de una universidad que actúa localmente con conciencia global.
Cuando el aula se vuelve refugio
También ha estado en primera línea cuando la tragedia golpea.
Durante los sismos del 85 y 2017, en las explosiones del 22 de abril de 1992 y más recientemente en la pandemia de COVID-19, la UdeG ha demostrado que ser universidad es mucho más que impartir clases: es organizar la solidaridad.
Más de 150 mil pruebas PCR fueron aplicadas por personal universitario, además de habilitar centros de aislamiento, vacunación y ayuda psicológica.
Un siglo, una voz de mujer
En 2024, la historia dio un nuevo giro: por primera vez, una mujer asumió la Rectoría General.
La maestra Karla Alejandrina Planter Pérez define el centenario como “una oportunidad para pensar el futuro con los ojos del presente”.
Bajo su liderazgo, la Universidad ha fortalecido su agenda de inclusión, innovación educativa y equidad de género.
“Cumplir cien años —dice Planter— no es mirar atrás con nostalgia, sino hacia adelante con compromiso. La refundación no terminó en 1925. Sigue ocurriendo cada vez que una persona logra estudiar gracias a esta institución.”
Un legado vivo
En 2014, la Universidad de Guadalajara fue declarada Benemérita del Estado de Jalisco, un reconocimiento que más que un título, es una síntesis de gratitud.
Pero hay otros reconocimientos más silenciosos: los de las familias que vieron graduarse a la primera generación universitaria, los de las comunidades que hoy tienen médico, ingeniera o maestra egresada de la UdeG.
Pensar y trabajar, siempre
Al llegar a su centenario, la Universidad de Guadalajara no solo conmemora una fecha. Celebra una manera de estar en el mundo: pensando y trabajando para construir un mejor Jalisco.
Cien años después de aquella mañana en el Degollado, su eco sigue vivo. Porque pensar y trabajar —como entonces, como ahora— sigue siendo la fórmula más humana de transformar la historia.
RECUADROS
Línea de tiempo esencial
- 1925 · Refundación en el Teatro Degollado.
- 1925 · El Consejo Universitario adopta el lema “Piensa y Trabaja”.
- Décadas siguientes · Integración de facultades y expansión de la red media superior.
- A partir de 1987 · Nacen FIL y FICG; se consolida el ecosistema cultural universitario.
- 2014 · Declarada Benemérita del Estado de Jalisco.
- 2020–2022 · Respuesta sanitaria ante COVID-19 (pruebas y centros de atención).
EN NÚMEROS…
Cifras clave
- 19 centros universitarios
- 175 preparatorias
- UDG+ (Universidad Virtual)
- +339,000 estudiantes
- +2,200 integrantes del SNII
- 72 toneladas de e-waste recicladas con Recolectrón
LA FRASE
“Cumplir un siglo no es solo mirar atrás, sino renovar el compromiso con la sociedad… pensando y trabajando por un mejor Jalisco.”
Karla Planter, Rectora General.
