El presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que debe haber diálogo con la oposición, pero insistió que “no somos iguales” y, luego que el panista Santiago Creel reprochó falta de diálogo en la discusión de la reforma electoral, el mandatario cuestionó que los opositores dicen: “Vamos a negociar… (pero) ¿qué vamos a negociar?, ¿impunidad?, ¿el que se siga entregando el presupuesto a particulares, a una minoría, que se siga permitiendo el tráfico de influencia?”.
Además, después que en el acto por el aniversario de la promulgación de la Constitución Política de 1917 se observó a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, quedarse sentada mientras el resto de los asistentes se mantuvieron de pie cuando se presentó al presidente López Obrador, el tabasqueño lo consideró como una muestra de la división de poderes.
“Ayer me dio mucho gusto porque se notó, yo creo que porque estaba cansada, o no quiso pararse la ministra presidenta de la Suprema Corte, pero me dio mucho gusto, muchísimo, porque eso no se veía antes, los ministros de la Corte eran empleados del presidente. Desde luego, desde la formalidad, desde el porfiriato, se hablaba de la división y del equilibrio entre los Poderes, pero en la realidad, el poder de los poderes era el Ejecutivo”, señaló.
Durante su conferencia de prensa de este lunes, agregó: ¿Cuando se había visto de que se quedara sentada un presidente de la Corte en un acto así?, eso me llena de orgullo porque significa que estamos llevando a cabo cambios, es una transformación. Ya no es el presidente el que le da órdenes a ministros, y también es un desmentido cuando de manera exagerada se habla de una dictadura, de una tiranía”.
Apuntó que en el periodo neoliberal no se legisló en beneficio del pueblo, y sólo fue para beneficiar una minoría, “porque en sentido estricto no había democracia, era una oligarquía la que dominaba con fachada de democracia, era una república simulada”.
Sobre los llamados a la reconciliación y diálogo de los opositores, expresó que “tiene que haber respeto pero no somos iguales”, y subrayó que hay quienes siguen defendiendo un modelo que beneficia sólo a las minorías, razón por la cual se mantiene un bloque conservador con influencia en el Congreso y en el Poder Judicial.
“Sería muy fácil el que nombrara el presidente o la presidenta, desde Palacio Nacional, como se hacía antes, de la Corte. Sería fácil conseguir la aprobación de todas las iniciativas que enviara el Ejecutivo al Legislativo. A veces cuando dicen ‘queremos diálogo’, nosotros decimos: no. No es que no respetemos y que en la democracia debe de haber pluralidad, es que el diálogo que ellos quieren busca busca prebendas, es regresar a los moches”, recalcó.
En tanto, recordó que, cuando Agustín Carsten era secretario de Hacienda en el gobierno de Felipe Calderón, el presupuesto se aprobaba por unanimidad, con diputados que, dijo, eran “levantamanos”, pero lo logró porque “repartían moches, maiceaban, pero todo ese dinero se quedaba arriba en beneficio de una minoría, por eso no había presupuesto para el pueblo, porque también, el gobierno no tenía como propósito beneficiar al pueblo; el gobierno, su función durante el periodo neoliberal, fue facilitar el saqueo”.
Tras afirmar que el vender bienes públicos a particulares era “la esencia del gobierno”, y lo comparó con una oficina para entregar contratos y concesiones, añadió que “ahora ya no es así. Diálogo sí, pero sin corrupción”.
En respuesta a las preguntas de los asistentes a la “mañanera” en Palacio Nacional, reiteró que durante los 36 años del periodo “neoliberal” se legalizó con reformas constitucionales el saqueo en nuestro país. Se llegó incluso a privatizar puertos, cárceles, guarderías, educación o la salud.
Por ello “se fue perdiendo la letra, el espíritu original de la constitución de 1917”, pero ponderó que la Constitución “no ha muerto” gracias a que la población decidió un cambio y se han enviado reformas para recuperar el origen de la Constitución de 1917.
CON INFORMACIÓN DE LA JORNADA