El juez en el juicio por fraude que se le sigue a Donald Trump le ordenó repetidamente el lunes mantener sus respuestas concisas, recordándole que “este no es un mitin político”, mientras el expresidente testificó en una demanda en que se le acusa de inflar el valor de su patrimonio.
“No tenemos tiempo que perder. Tenemos un día para hacer esto”, declaró exasperado el juez Arthur Engoron. En otro momento, dirigiéndose al abogado de Trump, dijo: “Le ruego que lo controle, si es que puede. Si usted no puede, lo haré yo”.
El intercambio subrayó la negativa de Trump de adaptar su estrafalario estilo retórico al contexto sombrío de una sala de justicia donde imperan la evidencia y el protocolo legal. Pero si bien su comparecencia en el estrado fue un recordatorio de los problemas legales que enfrenta mientras trata de nuevo de ser elegido presidente, también le sirvió de plataforma para elevar sus denuncias de persecución política por parte de abogados y jueces del gobierno.
“Yo creo que esta es una cacería de brujas política y que ella debería tener vergüenza”, dijo Trump, en referencia a la secretaria de Justicia del estado de Nueva York, Letitia James, cuyo despacho entabló la demanda. “Esto es todo lo contrario de fraude. Ella es el fraude”.
James, quien estaba en la sala, miró fijamente adelante mientras Trump hablaba. Afuera del tribunal, ella declaró: “A fin de cuentas, lo único que importa son los hechos y los números, y éstos, amigos míos, no mienten”.
El juicio civil es uno de varios procesos legales que Trump enfrenta, incluyendo uno que lo acusa de posesión ilegal de documentos clasificados y otro en que se le acusa de tratar de anular el resultado de las elecciones presidenciales de 2020. Sus estrategias legales y políticas se han entrelazado totalmente ahora, cuando va de actos de campaña a comparecencias judiciales, un calendario que sólo se hará más frenético una vez comiencen sus juicios penales.
Pero si bien el caso de fraude no conlleva la posibilidad de pasar tiempo en prisión como sí lo hacen los procesos penales, sus acusaciones de irregularidades corporativas atentan contra la imagen que Trump ha estado cultivando durante décadas, de exitoso empresario de bienes raíces. Trump ha resistido las sugerencias de que su patrimonio vale menos de lo que él ha dicho, considerándolas un insulto personal.
“Yo valgo miles de millones más de lo que dicen los balances financieros”, expresó en cierto momento, diciéndole a uno de los abogados del gobierno: “Usted lo que hace es tratar de desprestigiarme y tratar de lastimarme, probablemente por razones políticas”.
CON INFORMACIÓN DE LA RAZÓN