• 2024-07-26 20:23

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Sparta, un Dr Jeckyll versión Seidl

Sparta de Ulrich Seidl

Sparta de Ulrich Seidl, pesca el escándalo dando humanidad a un depredador sexual, logrando el objetivo de Ulrich, permanecer incomodos en todo momento, asimilando que si hay algo de lo que no podemos escapar, es de nosotros mismos, los pecados no abandonan y tarde que temprano tenemos que pagar la cuenta.

Felipe de J. Flores, APUNTESdeCINE.

La polémica que siempre ha acompañado al cine del austriaco Ulrich Seidl, llego a un clímax inimaginable durante el año 2022, tras las notas publicadas en el semanario germano Der Speigel, más allá de lo poco flexibles que son sus contenidos, un aparente caso de abuso sexual de menores, dentro del set, nublo muchas de las imágenes de difusión de este proyecto, marginando a Seidl de presentar su propia película en festivales como Toronto o San Sebastián, por lo cual, en palabras del propio Seidl, no hacía falta realmente su presencia, ya que el filme habla por sí mismo, así que conociendo su capacidad de incomodar y llevarnos al límite, estamos ante un filme que no dejara a nadie indiferente.

Pero enfocándonos en Sparta, Seidl nos vuelve a trasladar a una realidad en ocasiones innegable, los monstruos existen, podemos encontrarlos en los lugares más inhóspitos, desde un manicomio, hasta la vuelta de tu casa, Ulrich Seidl nos envuelve en la incomodidad, siempre haciendo que nos cuestionemos sobre las particularidades de cada persona, casi como encontrar al amable Dr. Jeckyll transformándose al demoniaco Mr. Hyde, como con el personaje de Ewald, encarnado por George Friedich, un hombre de mediana edad que llega a vivir a una comunidad bastante precaria en territorio rumano.

Pero el hecho no va simplemente en cuestionarnos que hace Ewald en este nuevo reinicio de su vida, después de dejar a su pareja actual, distanciarse aún más de sus padres, en fin, lo que Ewald buscaba era darse realmente un reinicio a su vida, pero como dicta aquella filosofía olvidada, lo que niegas te somete, la sombra o el monstruo que tiene “encerrado” al personaje de Ewald, es el gusto peculiar que tiene por convivir con chicos muy distantes a su edad, pero para suerte dispar de sus demonios, el que llegue a esta comunidad rumana a ser una especie de paladín para estos infantes, les da luz y esperanza a unos niños que realmente viven una vida miserable, por lo cual el que tengan esta nueva fe en sus ojos, será motivo de zozobra entre los padres de esta comunidad, que al mismo tiempo pone en una cuestión muy delicada el verdadero origen de su aparente catarsis, todo en una olla de presión que está a nada de explotar con cualquier impulso.

No pretendemos con esto vanagloriar un tema tan delicado como la pedofilia, que a expensas de que la ley diga lo contrario, son claras las insinuaciones de que algo no estuvo bien durante el filme, pero si nos regimos estrictamente al contenido cinematográfico, una de las grandes virtudes del filme de Seidl, es el morbo y la incomodidad que se alarga conforme avanza el filme, una sensación de asfixia, de coraje; todo con la enorme responsabilidad de un hábil trabajo de guion, que logro amalgamar con Veronika Franz, da las armas a una actuación redonda a George Friedich, que si no fuera por su gran compromiso en un papel tan bestial, la cinta no hubiera podido sobrevivir más allá de media hora.

Visualmente memorable, con esos alargues de cuadros que nos ponen en vilo del asiento; que si logra revivir el concepto de separar la obra del autor, ese es el verdadero ojo del huracán, sabemos que el cine de Seidl siempre nos pone en ese punto de incomodidad que hace muy poco confortable el ver sus obras, pero esa es su gran virtud, ahora nos contrapone en nuestra posición sobre humanizar a una auténtica bestia, un depredador que de forma bastante accidental, se convierte en el momento de alegría de unos chicos que viven un infierno de vida.

Sparta de Ulrich Seidl, con todo y su cruz tan pesada de darle sentido humanista a un depredador sexual, además de su mala fama, que aparentemente, se está ganando a pulso Seidl con sus escándalos fuera de cámara, es una cinta que logra el objetivo de Ulrich, permanecer incómodos en todo momento, pero sobre todas las cosas, entender que si hay algo de lo que no podemos escapar, es de nosotros mismos, así huyamos a Siberia o una comunidad rumana, los pecados no abandonan y tarde que temprano tenemos que pagar la cuenta.

por Felipe de Jesus Flores Sanchez

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